Cambiar el color de las paredes según las directrices del Feng Shui es una sencilla forma de aportar energía positiva a un espacio. Aplicando el color adecuado a los distintos espacios podrás atraer la riqueza, el éxito profesional, proteger tu salud o mejorar las relaciones personales.
Toma nota de las siguientes pautas:
Utiliza los colores del agua (azul y negro) para aportar tranquilidad, pureza y frescor a un espacio. Aplícalos en los baños y el dormitorio para conseguir equilibrio y paz.
Los colores del fuego (rojo, naranja, violeta, rosa y amarillo) son idóneos para la cocina: atraerán el éxito y el reconocimiento en el ámbito profesional.
Las gamas del metal (gris, blanco y metalizados) aportan claridad y precisión, recurre a ellos para definir las zonas de estudio y trabajo de tu hogar.
El amarillo, el ocre, los beiges y terracotas son los colores de la tierra y proporcionan estabilidad y solidez en las relaciones personales, elígelos para salones y comedores.
Los colores de la madera como el marrón o el verde simbolizan el crecimiento y la seguridad, aunque se recomiendan especialmente para las habitaciones infantiles y zonas de juego son adecuados para todas las zonas de la casa.