No hace falta ser Carrie Bradshaw ni la protagonista del anuncio de Heineken, como tampoco hace falta tener una habitación gigantesca para poder tener el sueño de muchas mujeres y de cada vez más hombres: un buen vestidor.
En este trabajo que os enseñamos hoy hemos proyectado un vestidor cuyo espacio hemos restado a la sala de estar (que resultaba gigantesca para los hábitos de nuestros clientes).
- ¿Un vestidor en el salón? - pensarán los más puristas. Pues si. Porque un buen diseño de interiores destina los espacios a las necesidades y usos de las personas que los habitan, porque el verdadero sentido de nuestro trabajo es acomodar la vida de nuestros clientes, y si puede ser con ese punto especial, mejor que mejor.
Despierta. Que a tus 30 no vivas en Manhattan ni calces unos Louboutin no significa que no puedas tener un buen vestidor, ahora solo queda llenarlo, y de eso, ya no nos encargamos nosotros.
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